La formación en la empresa aporta beneficios tanto a la compañía como a sus empleados. Mejora la competitividad y la productividad, desarrollando habilidades y destrezas en el personal. A nivel individual, la formación incrementa el desempeño laboral, motiva y satisface a los trabajadores, y amplía sus competencias profesionales. La importancia de la formación empresarial radica en adaptarse a las últimas tendencias, transmitir la cultura corporativa y fomentar la participación activa de los empleados.